Internet permite enormes beneficios económicos y sociales. Las plataformas digitales de comercio electrónico nos han permitido continuar con nuestras actividades económicas básicas en tiempos de pandemia, dándole la oportunidad a las personas y las PyMEs de adaptarse rápidamente. Son un gran mecanismo para apoyar a quienes perdieron su trabajo o cerraron sus negocios a causa del COVID-19.
De acuerdo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el comercio electrónico experimentó un gran crecimiento a nivel global en las ventas al por menor a raíz de las restricciones a la circulación adoptadas por varios países. La llegada de la pandemia aceleró enormemente la digitalización en todos los sectores a través de las ventas en línea.
A su vez, teniendo en cuenta que la mayor parte de la dinámica económica en la región es a través de las PYMEs y las MiPyMEs, es importante reconocer que las plataformas digitales son una herramienta democratizadora esencial para el comercio local e internacional. Gracias al comercio electrónico y a las herramientas digitales disponibles, los emprendedores tienen acceso a los mercados locales, regionales y mundiales, sin la necesidad de grandes infraestructuras o grandes inventarios.
Por eso, se observa que a nivel regional el comercio electrónico transfronterizo también creció a gran velocidad: las compras en línea en el exterior crecieron alrededor del 37% en junio de 2020 con respecto al mismo mes de 2019, así como también aumentó un 24,3% las compras promedio por comprador. El comercio internacional se democratiza a través del comercio electrónico.
En este contexto, desde ALAI celebramos las oportunidades que nos brinda la red junto a emprendedores latinoamericanos:
La economía digital posibilita el desarrollo, por lo tanto, en Latinoamérica precisamos políticas consistentes que habiliten e impulsen el comercio electrónico y la innovación. Las plataformas son un mecanismo de apoyo en el proceso de recuperación económica en nuestra región, permiten a los emprendedores y las empresas seguir participando en la economía de los países.
Hoy, Internet y las nuevas tecnologías le dan la posibilidad a las empresas de crear productos y servicios que puedan satisfacer las necesidades de un mercado global, por lo que no deben existir restricciones y limitaciones al comercio que impidan hacer crecer sus negocios más allá de las fronteras de su país de origen.
Los marcos regulatorios deben constituirse como herramientas habilitantes para alentar el ecosistema emprendedor digital, deben promover la innovación en pequeñas y medianas empresas, y deben aprovechar el enorme caudal de oportunidades globales alrededor de la economía digital. Esto es clave para que nuestros países puedan mejorar nuestra inserción en la economía global.
Es a través del trabajo colaborativo entre todos los actores, incluyendo gobiernos, sociedad civil, sector privado, y comunidad técnica, que lograremos aprovechar las ventajas del comercio digital para avanzar en el desarrollo social, económico y humano de la región.
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