Daniel Castro, vicepresidente de ITIF (Information Technology & Innovation Foundation) charló con ALAI sobre su reciente trabajo, Elaboración de una agenda comercial digital abierta e innovadora para América Latina, e insistió con que muchos de los beneficios que ofrece Internet se ven silenciados en nuestra región como consecuencia de tasas de adopción más lentas y mercados fragmentados.
El informe fue publicado en noviembre de 2018, junto con Nigel Cory. La base del reporte es analizar las perspectivas para que la región pueda constituir un mercado integrado de comercio electrónico y cuáles serían los beneficios potenciales si eso llegar a ocurrir. En charla con ALAI, Castro ofreció detalles del mencionado trabajo y dio definiciones sobre cuáles son los pasos concretos que deben seguir los diferentes países para alcanzar ese objetivo.
– ¿Cuál es la importancia de que exista un mercado digital latinoamericano integrado?
– En el marco de una economía digital en crecimiento, es esencial. Hoy, Internet y las nuevas tecnologías permiten a las empresas crear productos y servicios que pueden satisfacer las necesidades de un mercado global, por lo que ya no pueden existir restricciones y limitaciones artificiales al comercio que impidan a una organización hacer crecer sus negocios más allá de las fronteras de su país de origen. En el informe destaco que “el éxito en la economía digital depende en gran parte de la dimensión. Los innovadores digitales que tienen acceso a mercados más grandes normalmente obtienen mejores resultados que los competidores con acceso a mercados más pequeños. Debido a que no existe un mercado latinoamericano único e integrado, los innovadores digitales latinoamericanos compiten con una desventaja considerable, en especial en comparación con los competidores estadounidenses y chinos”.
– ¿Es posible escapar de este círculo vicioso?
– Los países de la región pueden comenzar a tomar decisiones unilaterales para acelerar el desarrollo del comercio electrónico y aproximarse a esta nueva ola de oportunidades: desde reducir los aranceles de productos de tecnología de la información y comunicaciones hasta mejorar la regulación relacionada con la logística para paquetes pequeños. Otras medidas podrían ser garantizar el flujo libre de datos evitando las localizaciones, fomentar el crecimiento y la protección de las plataformas digitales y renovar las regulaciones de forma que las plataformas en línea y los proveedores de servicios online no sean tratados como prestadores servicios de telecomunicaciones tradicionales. El cambio es posible pero no sencillo: debe existir una reversión cultural y un compromiso en el largo plazo, además de esfuerzos de coordinación regional para promulgar acuerdos o centralizar la gestión del espectro.
– ¿Qué ocurre con temas clave para el desarrollo del comercio electrónico, como los pagos electrónicos o la logística?
– Muchos facilitadores clave del comercio digital están subdesarrollados en la región. Esto es parte de la razón por la cual el comercio electrónico, tanto a nivel nacional como transfronterizo, es más bajo en América Latina que en otros puntos del mundo. Los consumidores deben poder realizar pagos en línea, las empresas requieren un envío de paquetes eficiente a través de las fronteras y los remitentes necesitan la capacidad de entregarlos a los hogares de los compradores. Los gobiernos pueden facilitar estos puntos, trabajando para reducir la cantidad de días que se demoran los paquetes en despachos de aduanas o disminuyendo las barreras reglamentarias los servicios de pago digital.
– ¿Cuáles son los países de la región que están mejor posicionados?,¿Cuáles los que tienen más cuentas pendientes?
– Algunas naciones emergen como líderes en Latinoamérica: Chile y México, por ejemplo, muestran altos índices de conectividad, respaldaron reformas comerciales digitales y continúan creciendo en la economía digital. Otros, como El Salvador y Nicaragua, se están retrasando y todavía luchan para alcanzar una adopción digital básica. Para estos países, crear un mercado digital integrado para América Latina es más importante aún, porque reducirá sus costos y les permitirá aumentar las exportaciones.
– ¿Cuál sería el panorama regional si existiera este mercado integrado de servicios digitales?
Internet permite enormes beneficios económicos y sociales, muchos de los cuales se ven silenciados en América Latina como consecuencia de tasas de adopción más lentas y mercados fragmentados. La creación de un mercado integrado para servicios digitales haría que los consumidores y las empresas estén mucho mejor. Los primeros, porque tendrían acceso a nuevos servicios y a precios más bajos. Las segundas, porque reducirían sus costos, serían más competitivas y verían aumentar sus mercados potenciales. Los riesgos de la inacción son significativos: la región se perdería los beneficios económicos y sus empresas quedarían en desventaja contra sus competidores globales. Es hora de tomar las riendas: un mercado latinoamericano integrado de comercio electrónico es posible.