Por Gonzalo Navarro
La economía digital abre una oportunidad única e histórica para las empresas latinoamericanas: les da la posibilidad de crear soluciones innovadoras, acceder a mercados externos a través de plataformas que conectan la oferta y la demanda, escalar rápidamente.
El pasado 8 de octubre, participé del panel Striving in the Digital World: How Innovative Startups are Changing the Services Landscape in Latin America, como parte de un foro público sobre el futuro del comercio organizado por la World Trade Organization Public Forum. En mi mesa se discutieron precisamente los impulsores y las barreras para la inserción de la región en este nuevo escenario global. La sesión fue moderada por Lucas Ferraz, Secretario de Comercio Exterior del Ministerio de Economía de Brasil, uno de los países de la región donde mayor crecimiento experimenta el universo fintech, junto con México y Colombia. Compartí el espacio con expertos de la talla de Janos Ferencz, Analista de Políticas Comerciales de OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), Camilla Junqueira, Directora General de Endeavor Brasil y Rafael Wonk, Gerente de Políticas Públicas de Nubank.
Ferencz centró su presentación en las economías basadas en plataformas y sus implicancias políticas. En términos de respuestas regulatorias, estableció cuatro categorías de países: “los que aún no han adoptado regulación alguna, los que definieron una salvaguarda de responsabilidad ex post (los flujos de datos están permitidos y las empresas son responsables del uso indebido), los que imponen requisitos ex ante (condicionan los flujos de datos al cumplimiento de salvaguardas específicas, como contratos bilaterales preexistentes con un alcance geográfico) y los que permiten flujos de datos solo sobre una base ad-hoc”. Por otra parte, enfatizó en los cuatro ítems en que la política puede crear barreras en términos de servicios digitales: infraestructura y conectividad, transacciones electrónicas, medios de pago y derechos de propiedad intelectual. “Las pymes son las que más difícil encuentran internalizar los costos potenciales derivados del establecimiento de estos obstáculos”, indicó.
Junqueira destacó la importancia de apoyar a los empresarios, en especial durante las crisis económicas. “Los emprendedores son altamente innovadores y pueden encontrar soluciones comerciales, incluso en entornos hostiles”, señaló, al tiempo que compartió experiencias concretas, como la de Quero Educação, un mercado en línea que conecta estudiantes con escuelas en su país, Fort Brasil, que llevó la bancarización a puntos remotos, Creditas, que procesa créditos de manera sencilla y económica o Dr. Consulta, que lleva atención médica de alta calidad a costo reducido a los sectores más vulnerables de la población.
Wonk compartió la experiencia de Nubank, que también apunta a la población que está por afuera del sistema financiero de Brasil. “Nos convertimos en la sexta institución financiera más grande del país en términos de clientes totales, con tres productos principales: una cuenta para pagos, una tarjeta de crédito y un programa de recompensas”. El ejecutivo, además, compartió una encuesta propia con datos reveladores: 20% declaró que los productos ofrecidos por los bancos tradicionales son demasiado caros y 11%, que vivían a mucha distancia de la sucursal bancaria más cercana. “Apuntamos a reducir la burocracia, mejorar la penetración digital y apoyar nuevos modelos de negocios y banca abierta para reducir ese 33% de población no bancarizada que persiste en el país”, concluyó.
Mi presentación se enfocó en las tres grandes brechas que deben resolver los países de la región. La primera, de infraestructura: es necesario que se inviertan alrededor de US$500 millones para actualizar las redes, implementar las últimas innovaciones de internet de las cosas y, por supuesto, acelerar el despliegue de la tecnología de telecomunicaciones de próxima generación, 5G. La segunda, sobre la que se habló mucho en la sesión, la inclusión financiera. En este aspecto, es fundamental el rol que puedan jugar las fintech para capilarizar la llegada a nuevos públicos y atraer segmentos no bancarizados con propuestas modernas, dinámicas y flexibles. La tercera, la educativa: el sistema actual es en buena parte obsoleto y no se centra en enseñar las habilidades del futuro.
Todos los expositores estábamos de acuerdo en un punto: la exportación de servicios digitales se posiciona en el mundo como una variable clave de competitividad en la nueva economía y también como una fuente potencial de generación de empleo. Latinoamérica cuenta con el talento para sumarse a esta enorme oportunidad. Fomentemos las condiciones y pavimentemos la autopista hacia el éxito digital.