La especialista en integración del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) detalle en esta entrevista exclusiva algunas conclusiones del reciente reporte América Latina en movimiento: Competencias y habilidades en la Cuarta Revolución Industrial, realizado en conjunto por esa entidad y ALAI. Explica cómo se está configurando la brecha entre la oferta y la demanda de habilidades y analiza cuáles son los pasos a seguir para que la región pueda aprovechar las enormes oportunidades que se generan alrededor de la nueva economía digital y de la industria 4.0.
– ¿Cuál es la importancia de este nuevo documento sobre el futuro del trabajo?
– La mayoría de los estudios que se realizaron hasta el momento ponen el foco en el impacto de las nuevas tecnologías sobre el empleo. En este caso decidimos concentrarnos en el gap de conocimiento existente entre la demanda y la oferta de habilidades en el futuro en Latinoamérica, concentrándonos en cinco países: Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México. Existían algunas investigaciones sobre demanda, pero faltaba un buen análisis sobre la brecha en materia de oferta. Esto se enmarca en el contexto de la Industria 4.0. En cada Revolución Industrial se produjeron cambios en la distribución de ingresos, con deflación de salarios en las tareas que compiten con las nuevas maquinarias y tecnologías e incremento en aquellas relacionadas con habilidades complementarias.
– ¿Cuáles son los riesgos y los desafíos para Latinoamérica en este marco?
– Cuando se compara el PBI per cápita de los países de la región con las naciones más dinámicas de cada Revolución Industrial (Inglaterra, Estados Unidos, China, respectivamente) se visualiza un incremento de la brecha, así como menores niveles de desarrollo y crecimiento. Este es el desafío enorme que tiene por delante Latinoamérica: el de insertarse en este nuevo concierto internacional y el de incrementar sus exportaciones intrarregionales. En el estudio, precisamente, analizamos los diferentes sectores con mayor actividad exportadora y con mayor potencial de crecimiento en ese sentido en cada país. En Argentina, por ejemplo, evaluamos los segmentos agroindustrial, automotriz, de instrumentos ópticos y médicos y de maquinaria y herramienta. En conjunto, de los cinco países considerados en el informe, los sectores elegidos representan más de la mitad de las exportaciones totales de Latinoamérica, por lo que la muestra es muy representativa. En todos los casos, estudiamos aquellos elementos que podrían impactar en esa brecha oferta-demanda laboral del futuro: avance tecnológico, existencia de metodologías ágiles o flexibles, inversión en investigación y desarrollo…
– ¿Qué grado de avance hay en materia tecnológica y qué barreras quedan por superarse?
– El 60% de las empresas de estos sectores incorporaron nuevas tecnologías como inteligencia artificial, big data, ciberseguridad o realidad virtual. Esto no significa de ninguna manera que puedan ser consideradas como industrias 4.0, pero sí que están dirigiéndose hacia ese paradigma. Aquí encontramos una brecha entre las empresas de bienes y de servicios: las últimas tienen un desarrollo más avanzado. Entre las de bienes, la tecnología más presente es la robotización de procesos. En términos de incorporación de metodologías ágiles o procesos flexibles, detectamos otro número alentador: el 70% utiliza métodos no tradicionales que van desde horarios flexibles hasta el uso de metodologías como desing thinking. En el plano de inversión en investigación y desarrollo, un elemento fundamental para avanzar hacia el mundo 4.0, clasificamos a las empresas de estos sectores en tres grupos: las integradas, que son aquellas que exportan e invierten en I+D, las de integración frágil, que exportan pero no invierten, y las no integradas, que a pesar de participar de segmentos con potencial exportador no tienen comercio internacional. El 22% corresponde al primer grupo (que coincide con el de las empresas más grandes y con mayor desarrollo tecnológico) y el 15% al segundo. Queda por delante un importante desafío con las restantes, porque si no hacen el giro cultural para necesitarla, no tendrán razones para incorporar mano de obra con habilidades 4.0.
– ¿Están disponibles en la región las nuevas habilidades requeridas por el mercado?
– Las únicas habilidades cuya demanda tiende a decrecer son las físicas, porque es lo más fácilmente reemplazables por máquinas o robots. Por lo demás, tres de cada diez empresas analizadas en el estudio reconocen que les cuesta cubrir habilidades, en particular aquellas relacionadas con el mundo STEM (siglas en inglés por ciencia, tecnología, ingeniería y matemática) y con las habilidades blandas. En simultáneo, seis de cada diez aseguran que van a necesitar cubrir más vacantes con estas capacidades en el futuro. Las empresas integradas son las que evidencian mayores dificultades para cubrir estas habilidades, en particular capacidades asociadas con nuevas tecnologías, pero como son las que más recursos disponen e invierten, son también las que pueden desarrollar estrategias para obtener este tipo de capital humano, a través de capacitaciones o búsquedas en el mercado. Por otra parte, si bien las habilidades STEM son las que más falta hacen en este momento y las que se visualizan como más urgente, no son las clave pensando en los próximos cinco años: para entonces serán esenciales algunas habilidades blandas como manejo de procesos o resolución de problemas complejos.
– ¿Cuáles son los pasos que deberían darse en la región para minimizar la brecha entre la oferta y la demanda laboral en el futuro?
– Por un lado, debe incrementarse el nivel de inversión en I+D entre las empresas, que hoy alcanza solo al 28%. Por otra parte, se necesita una mayor colaboración entre los sectores público y privado. Un 32% de las compañías desconoce la existencia de planes gubernamentales de capacitación y un 24% asegura no participar porque hacerlo resulta demasiado engorroso. Por eso, las organizaciones más grandes suelen organizar sus propios esquemas de capacitación interna. Cuando se pregunta a las empresas cuáles son los principales obstáculos por los que faltan trabajadores con determinadas habilidades, aparecen en los primeros puestos los sistemas educativos de mala calidad y los altos impuestos al trabajo. Y vemos que el sistema educativo en realidad, a grandes rasgos, se mueve más lentamente que el sector privado. Si bien creció en cobertura y en cantidad de estudiantes en todos los niveles, no logró mejorar la calidad ni aggiornarse a las nuevas demandas de habilidades. La educación debe ir hacia un modelo de resolución de problemas y de incorporación de los jóvenes, de manera gradual, en las habilidades que demanda el mercado laboral, como ocurre en Alemania. El vínculo entre el sector privado y el educativo para entender necesidades y rediseñar la currícula en base a lo que está ocurriendo es fundamental. También son necesarias políticas públicas para incorporar a las mujeres en edades tempranas en el universo STEM.
– En conclusión… ¿Cuál es el estado actual de Latinoamérica frente al futuro del trabajo?
– El cambio es cultural y de paradigma y todos tienen que modificar su mentalidad: las empresas, el sector público y los propios trabajadores. Estamos en el buen camino, pero quedan muchos desafíos que debemos enfrentar si no queremos que la región quede rezagada en esta enorme oportunidad que es la industria 4.0.