Autor:
Pedro Less Andrade | Vicepresidente de ALAI
El ecosistema digital de América Latina es, sin duda, uno de los más vibrantes del mundo y está en constante crecimiento. El desarrollo de la economía digital en la región ha permitido que surjan innovaciones enfocadas en brindar soluciones a los consumidores latinoamericanos, que permiten mejorar su experiencia como usuarios de los múltiples servicios que se brindan por medio de Internet.
Muestra de esto es el desarrollo de empresas emergentes latinoamericanas de tecnología que se han convertido en multi-latinas, alcanzando la categoría de “unicornios” y que actualmente lideran sectores claves de la economía digital cómo el comercio electrónico, medios de pago, viajes y turismo, servicios de logística de última milla, desarrollo de software, desarrollo de aplicaciones móviles, juegos en línea, y soluciones de transporte urbano.
Los países de América Latina, y sus alianzas regionales[1] deberían aspirar a una agenda comercial digital ambiciosa para acelerar el desarrollo de sus economías individuales, siempre teniendo presente el objetivo general de crear un mercado digital regional armonizado en materia regulatoria.
Esta propuesta de coordinación regional digital es una necesidad que han reconocido distintos entes de gobierno, organismos internacionales, academia y sociedad civil que promueven el desarrollo de la economía digital en nuestra región, entre otros:
i) La agenda digital regional eLAC2020 coordinada por la CEPAL, identifica al Mercado Digital Regional como uno de sus principales pilares de implementación;[2]
ii) la Agenda Digital de la Alianza del Pacífico[3] y del Mercosur reconocen la necesidad de homologar la normatividad en el sector digital para potencializar la relación comercial digital entre sus países miembro
iii); el Americas Business Dialogue[4] una iniciativa de colaboración entre el sector privado y el BID.
El riesgo es que, sin un enfoque compartido y ambicioso, la oportunidad de una economía digital latinoamericana más integrada desaparezca a medida que algunos países elijan el camino del proteccionismo en lugar de la oportunidad expandir regionalmente sus negocios digitales. Para lograr mayor coordinación económica en materia digital se requieren normas claras, basadas en evidencia y en el entendimiento de las ventajas y beneficios que los nuevos modelos de negocios proponen y ofrecen a los usuarios y a las economías de la región.
ALAI, que desde su creación ha formado parte de múltiples foros para discutir los enfoques regulatorios y políticas necesarias para promover el desarrollo de la economía digital, durante este año participó en el seminario de alto nivel de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, que se llevó a cabo en Bruselas; en febrero se sumó al Taller de Cooperación Digital entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, que se celebró en Costa Rica en marzo pasado y recientemente, a finales de mayo, en el Diálogo bilateral México – Unión Europea que se llevó a acabo en la CDMX bajo la coordinación de la Subsecretaría de Comunicaciones del Gobierno de México.
En ALAI hemos observado una tendencia de adopción de regulaciones extranjeras y de políticas públicas en materia digital que consideramos preocupante, pues estamos convencidos de que una región tan diversa como América Latina requiere soluciones diseñadas a su medida, para desarrollar todo su potencial.
En ALAI estamos convencidos, también, de que la mejor forma de diseñar políticas públicas y regulación que promuevan el desarrollo de la economía digital en la región latinoamericana es partir de la evidencia empírica: es indispensable contar con más y mejor información que brinde la posibilidad de medir de forma más precisa los efectos de la economía digital en el desarrollo de la región. Parte de este análisis empírico incluye estudiar los modelos regulatorios que se han aprobado recientemente en otras latitudes y estimar el efecto que están teniendo en la economía digital. Dado que dichas regulaciones son tan recientes, es necesario tener prudencia y paciencia pues los resultados aún son incipientes y no siempre tienden a un mayor desarrollo del sector.
A partir del análisis histórico y empírico, se debe proceder a diseñar regulaciones que solucionen fallas específicas del mercado, en lugar de tratar de cambiar las bases fundamentales del mercado. Esto último, con el objetivo que las consecuencias intencionadas y no intencionadas llevan a la economía a una situación mejor que la previa a la intervención
Es momento de pasar de importar modelos regulatorios y políticas públicas, dejar de lado las soluciones “genéricas”, para empezar a diseñar soluciones a la medida. Cabe reconocer que esto no será sencillo, pues se requiere un trabajo serio de diagnóstico de la situación de los países en América latina e identificar objetivos claros para la economía digital en la región. De lo contrario, podríamos incurrir en el error de imponer medidas aisladas, que fallen en la protección de derechos fundamentales y que limiten la innovación, por no adecuarse a la realidad de cada región y los recursos de cada país.
Nuestro compromiso, como una asociación que busca pensar y desarrollar Internet en Latinoamérica y el Caribe es seguir estrechando lazos entre ambas regiones utilizando las tecnologías de la información y la comunicación como puentes, para crear más oportunidades en el ámbito económico, social y cultural que tengan, como fin último, mejorar significativamente en la calidad de vida de sus ciudadanos.
[1] Como Alianza del Pacífico, Mercosur, Región Andina
[2] Agenda Digital eLAC2020 | Mercado Digital Regional